Hay demasiados eruditos del “cómo vivir” sueltos en las calles.
Hay demasiados “santos” moralistas juzgando el amor desde los púlpitos.
Hay demasiados fiscalizadores de la biblia en las iglesias.
Hay demasiados pomposos intelectuales en los cafés de Bellas Artes.
Hay demasiados arribistas con chequeras intentando comprar felicidad.
Hay demasiados ortodoxos anarquistas atentando contra la sublime heterodoxia.
Hay demasiados teólogos transando la Gracia de Dios.
Hay demasiados amantes escasos de amor.
Hay demasiado amor escaso de amantes.
Hay demasiadas comisiones de expertos sólo para vanagloria de la técnica.
Hay demasiados niños obligados a ser adultos.
Hay demasiados adultos obligados a ser niños.
Hay demasiadas citas bibliográficas para sólo parecer profundos.
Hay demasiados poetas que no escriben poesía.
Hay demasiada poesía carente de poetas.
Hay demasiadas leyes con muchas letras pero diminutas en espíritu.
Hay demasiados adictos de la RAE mientras otros miles de millones no conocen las letras.
Hay demasiadas dietas mientras otros mueren de hambre.
Hay demasiadas rubias que desean ser morenas.
Hay demasiadas morenas que desean ser rubias.
Hay demasiada institucionalidad en merma la soberanía popular.
Hay demasiados dogmas de Dios que nos proscriben de su reino.
Hay demasiados que buscan el cielo no comprendiendo que acá lo podemos construir entre todos.
Hay demasiados revolucionarios de escritorios viendo pasar la revolución frente a sus ojos.
Hay demasiados “ME GUSTAN” políticamente correctos cuando necesitamos ser políticamente incorrectos.
Hay demasiados realistas y nos economizan a los soñadores.
Hay demasiada complejidad en asuntos simples.
Hay demasiada simpleza en asuntos complejos.
Hay demasiados aburridos escribiendo sobre los “demasiados”.
Hay demasiados tipos de cafés que sólo conocen los expertos en café.
Hay demasiadas farmacias pero nula salud pública.
Hay demasiadas botilleras y pocas bibliotecas.
Hay demasiadas enfermedades inexistentes para fármacos existentes.
Hay demasiados fármacos inexistentes para enfermedades existen.
Hay demasiados comunicación virtual que ya no sabemos cómo es reír o llorar frente a otros.
Hay demasiadas siglas gubernamentales que aturden la organización social.
Hay demasiadas familias disfuncionales y que bendición que así sea.
Hay demasiadas puertas cerradas.
Hay demasiadas ventanas cerradas.
Hay demasiadas llaves escondidas para no abrir esas puertas y esas ventanas.
Hay demasiados racionalistas que no comprenden la mágica acción de abrazar un árbol.
Hay demasiada riqueza.
Hay demasiada pobreza.
Hay demasiada injusticia.
Hay demasiados que quieren luchar pero no lo hacen.
Hay demasiados hoteles cinco estrellas y no hay camas en los hospitales públicos.
Hay demasiadas fronteras y un solo planeta.
Hay demasiados que se cuelgan cómodamente una cruz en cuello cuando la cruz debe incomodar.
Hay demasiadas lecturas antojadizas y opresivas de biblia en las iglesias.
Hay demasiadas iglesias sin Evangelio.
Hay demasiado autoritarismo uniformado en las calles.
Hay demasiadas multinacionales.
Hay demasiadas transnacionales.
Hay demasiado mercado.
Hay demasiada banca deshumana.
Hay demasiadas Utopías aplastadas a punta de rifles.
Hay demasiadas cervezas y no existe el tiempo para beberlas todas.
Hay demasiados besos aplazados.
Hay demasiadas personas al servicio de unas pocas.
Hay demasiadas carcajadas silenciadas por el miedo al ridículo.
Hay demasiadas novelas no escritas porque profesionalismos la imaginación.
Hay demasiadas cartas no enviadas.
Hay demasiados sujetos vestidos de Giorgio Armani "gracias" a millones de explotados.
Hay demasiados individualismo cediendo nuestro bien común.
Hay demasiados “te lo dije”.
Hay demasiados “porque no me lo dijiste”.
Hay demasiadas autoridades desautorizadas.
Hay demasiadas frases aquí escritas.
Hay demasiado rodeo para decir:
Hay demasiadas mujeres guapas, interesantes y mágicas pero yo sólo te quiero a ti.
Hay demasiados “santos” moralistas juzgando el amor desde los púlpitos.
Hay demasiados fiscalizadores de la biblia en las iglesias.
Hay demasiados pomposos intelectuales en los cafés de Bellas Artes.
Hay demasiados arribistas con chequeras intentando comprar felicidad.
Hay demasiados ortodoxos anarquistas atentando contra la sublime heterodoxia.
Hay demasiados teólogos transando la Gracia de Dios.
Hay demasiados amantes escasos de amor.
Hay demasiado amor escaso de amantes.
Hay demasiadas comisiones de expertos sólo para vanagloria de la técnica.
Hay demasiados niños obligados a ser adultos.
Hay demasiados adultos obligados a ser niños.
Hay demasiadas citas bibliográficas para sólo parecer profundos.
Hay demasiados poetas que no escriben poesía.
Hay demasiada poesía carente de poetas.
Hay demasiadas leyes con muchas letras pero diminutas en espíritu.
Hay demasiados adictos de la RAE mientras otros miles de millones no conocen las letras.
Hay demasiadas dietas mientras otros mueren de hambre.
Hay demasiadas rubias que desean ser morenas.
Hay demasiadas morenas que desean ser rubias.
Hay demasiada institucionalidad en merma la soberanía popular.
Hay demasiados dogmas de Dios que nos proscriben de su reino.
Hay demasiados que buscan el cielo no comprendiendo que acá lo podemos construir entre todos.
Hay demasiados revolucionarios de escritorios viendo pasar la revolución frente a sus ojos.
Hay demasiados “ME GUSTAN” políticamente correctos cuando necesitamos ser políticamente incorrectos.
Hay demasiados realistas y nos economizan a los soñadores.
Hay demasiada complejidad en asuntos simples.
Hay demasiada simpleza en asuntos complejos.
Hay demasiados aburridos escribiendo sobre los “demasiados”.
Hay demasiados tipos de cafés que sólo conocen los expertos en café.
Hay demasiadas farmacias pero nula salud pública.
Hay demasiadas botilleras y pocas bibliotecas.
Hay demasiadas enfermedades inexistentes para fármacos existentes.
Hay demasiados fármacos inexistentes para enfermedades existen.
Hay demasiados comunicación virtual que ya no sabemos cómo es reír o llorar frente a otros.
Hay demasiadas siglas gubernamentales que aturden la organización social.
Hay demasiadas familias disfuncionales y que bendición que así sea.
Hay demasiadas puertas cerradas.
Hay demasiadas ventanas cerradas.
Hay demasiadas llaves escondidas para no abrir esas puertas y esas ventanas.
Hay demasiados racionalistas que no comprenden la mágica acción de abrazar un árbol.
Hay demasiada riqueza.
Hay demasiada pobreza.
Hay demasiada injusticia.
Hay demasiados que quieren luchar pero no lo hacen.
Hay demasiados hoteles cinco estrellas y no hay camas en los hospitales públicos.
Hay demasiadas fronteras y un solo planeta.
Hay demasiados que se cuelgan cómodamente una cruz en cuello cuando la cruz debe incomodar.
Hay demasiadas lecturas antojadizas y opresivas de biblia en las iglesias.
Hay demasiadas iglesias sin Evangelio.
Hay demasiado autoritarismo uniformado en las calles.
Hay demasiadas multinacionales.
Hay demasiadas transnacionales.
Hay demasiado mercado.
Hay demasiada banca deshumana.
Hay demasiadas Utopías aplastadas a punta de rifles.
Hay demasiadas cervezas y no existe el tiempo para beberlas todas.
Hay demasiados besos aplazados.
Hay demasiadas personas al servicio de unas pocas.
Hay demasiadas carcajadas silenciadas por el miedo al ridículo.
Hay demasiadas novelas no escritas porque profesionalismos la imaginación.
Hay demasiadas cartas no enviadas.
Hay demasiados sujetos vestidos de Giorgio Armani "gracias" a millones de explotados.
Hay demasiados individualismo cediendo nuestro bien común.
Hay demasiados “te lo dije”.
Hay demasiados “porque no me lo dijiste”.
Hay demasiadas autoridades desautorizadas.
Hay demasiadas frases aquí escritas.
Hay demasiado rodeo para decir:
Hay demasiadas mujeres guapas, interesantes y mágicas pero yo sólo te quiero a ti.
Por Juan A. Rojo
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